Los Valles Calchaquíes poseen uno de los paisajes más encantadores y fascinantes de la Argentina.La región se enmarca en un ambiente árido de pre-puna, con clima seco, caracterizado por lluvias escasas, las que se presentan entre noviembre y marzo. Ofrece un panorama de sinuosos caminos y coloridos cerros, en donde las comunidades originarias y conquistadores dejaron sus huellas.
Estos valles contaban con una importante población desde tiempos preincaicos, grupos indígenas de origen diaguita o calchaquíes, como se los denominó luego. Poseían conocimientos sobre metalúrgica, alfarería, riego en andenes, y fabricaban excelentes tejidos. Estas poblaciones indígenas fueron uno de los últimos focos de resistencia a la conquista, primero del imperio Incattp://www.argentinaxplora.com.ar/activida/legado/etno/prenoa.htm, y luego española.
Aquí se verificaron los primeros asentamientos de las misiones jesuíticas y tuvo una gran importancia como ruta de comercio, ya que transcurría el camino del Inca y también las caravanas al Alto Perú. Otro acontecimiento importante fueron las guerras calchaquíes, mantenidas por los bravos indígenas hasta bien entrado el siglo XVIII en contra del colonizador. Los últimos resabios de resistencia española se vivieron en esta zona.
Pequeños pueblos se sitúan entre profundas quebradas y coloridos cerros, con casas de adobe y paja que parecen detenidos en el tiempo. Se encuentran a la vera del río Santa María, que discurre de sur a norte y del Río Calchaquí, que corre de norte a sur. Ambos confluyen cerca de Cafayate, para formar el Río de las Conchas, que luego resulta el río más largo de Argentina en su unión con el Paraná.
En el extremo sur, se encuentra Santa María (Catamarca), a 2000msnm, con rica tradición telera y vestigios indígenas por doquier. Otrora un importante asentamiento de los yokaviles, es considerada la capital de los Valles Calchaquíes.
Desde el este, pasando por la selva tucumana, se encuentra Tafí del Valle, zona poblada hace milenios y en cuyos valles se encuentran restos arqueológicos de gran valor.
Amaicha del Valle, es famosa por su fiesta de la Pachamama (Madre Tierra), una expresión religiosa de la gente del noroeste, que también persiste en Colalao del Valle. Las ruinas de Quilmes es un claro testimonio de la importancia de esta civilización.
Cafayate, (1600msnm) es un importante centro de producción vitivinícola, con vinos que gozan de alto prestigio mundial y en el que se destaca el famoso vino torrontés.
Desde aquí podemos llegamos a la ciudad de Salta, por ruta pavimentada, pasando por la Quebrada de las Conchas, con sus extrañas formaciones geológicas, como El Anfiteatro, El Sapo, El Fraile, El Obelisco, Los Castillos, Los Médanos o Dunas.
Siguiendo los valles desde Cafayate al norte, encontramos San Carlos, antigua población con hermosas casas de estilo colonial asentadas sobre calles angostas. Los jesuitas establecieron la misión de San Carlos, que dio origen al actual pueblo Angastaco, portal de acceso a la Quebrada de las Flechas, donde a los largo de 8 km las formaciones montañosas forman estrechos desfiladeros con paredes de 20 m de altura.
En Molinos, destaca su Iglesia, el Criadero de Vicuñas Coquena y la Asociación de Artesanos San Pedro de Nolasco que se especializa en la confección de ponchos, telares, barracanes y alfombras.
En Cachi, centro turístico por excelencia del alto Valle Calchaquí se pueden visitar distintos sitios arqueológicos como La Paya y las Pailas, enmarcados por el nevado del mismo nombre, de 6700msnm. Se puede disfrutar de su Iglesia, el Museo Arqueológico o el Parque Temático "Todo lo Nuestro", que exhibe las manifestaciones culturales de la zona y sus alrededores.
Desde Cachi, también llegamos a la ciudad de Salta, pasando por la Cuesta del Obispo (punto más alto: 3400msnm) , donde está Piedra del Molino y se encuentra la capilla de San Rafael Arcángel, "Patrono del Viajero" y, por fin, transitando la recta del Tin Tin, Amblayo y Quebrada de Escoipe, llegamos a la capital, previo paso por el Parque Nacional Los Cardones, que nos da la bienvenida con –para el asombro del visitante- millares de cardones, dispuestos por todo el terreno. Es admirable observar las distintas formas que adquieren los cactus pasacana que alcanzan a medir hasta 6 metros de altura.
Todas estaciones más propicias para visitar los pueblos de los Valles calchaquíes, y recorrer sin inconvenientes sus caminos. En verano las altas temperaturas se compensan con noches frescas y clima seco.
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