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Abra de la Cruz, 4000 msnm. Con la respiración agitada observamos el camino de caracol que, entre abismos, desciende hasta Iruya. Una apacheta nos señala el lugar donde se venera a la Pachamama, la madre tierra, y nos encomendamos a ella, previa ofrenda de cigarros, hojas de coca y agua.
Iruya está situada en el noroeste de Salta, pero se llega por Jujuy, atravesando la Quebrada de Humahuaca. Desde aquí, veinte kilómetros en zigzag nos conducen a las puertas de la ciudad. Iruya, construida en la ladera de la montaña, tiene el aspecto de una pequeña ciudad amurallada: las paredes rocosas y los muros de contención demarcan perfectamente su ámbito. Afuera, la naturaleza grandiosa. A la entrada la Iglesia y frente a ella, una explanada donde se celebran la fiesta. En el templo se veneran las imágenes de la Virgen del Rosario y de San Roque. Hoy es 16 de agosto, día del Santo. Termina la misa y suenan las bombas. Comienza la fiesta. Los "cachis" son los integrantes de una especie de ballet, danzando frente a la Iglesia, acompañado de erkes , cajas, flautillas y los cascabeles que completan el atuendo. Todo un sincretismo religioso. Los personajes representan caballeros españoles, un toro, y parejas de distintas edades que encarnan a familias del pueblo. l Luego, en la procesion, las imágenes, la Virgen del Rosario y San Roque, cubiertas de flores, son llevadas en andas y recorren por horas todo el contorno del pueblo.
Es lo que se nos permite compartir y está bien. Nuestra presencia y la de otros extranjeros, puede empañar su celebración , el sentido auténtico y profundo de la fiesta que seguramente continuará Iruya adentro. Nos vamos pensando en ello, y ofrecemos a la Pachamama lo que nos queda de aliento, a 4000msnm.
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